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Comienza la era de la Hipocondría! Ya está disponible el nuevo disco de Pinpilinpussies

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Tokio, Córdoba, Sant Feliu. Sobre el nuevo disco de lang.

Conocí a lang en verano de 2013. Con motivo de mi visita a Tokio para un intercambio de trabajo, Kimi, de Tokyo Jupiter Records, me propuso hacer un pequeño showcase acústico para promocionar el recopilatorio que acababa de editarnos. Como no sé decir que no a estas cosas acepté sin pensar en lo que me metía (¿temas de Viva a una guitarra y voz?), pero esa es otra historia. Así que montaron el evento en el Nishi-Ogikubo FLAT, una de esas franquicias de salas-locales de ensayo que parece que todos los barrios tienen al lado de su estación. El cartel de esa noche lo conformábamos Archaique Smile, con los que Viva compartiríamos escenario en 2017, SABANNA MAN (¿Qué habrá sido de esta gente?) y servidor.

Esa noche conocí a Hideo, letrista y vocalista de lang. Al día siguiente me pasó un vídeo de la banda por Facebook, junto a las fecha de su próximo concierto, y más tarde me regaló un Verbatim de su disco que Viva quemamos en la furgo durante nuestra primera gira. Evidentemente después de ver el vídeo no me los pude perder. Y como era de esperar, en directo me conquistaron.

https://www.youtube.com/watch?v=AIAAfWdEdvA&feature=youtube_gdata_player

Recuerdo que antes de grabar por primera vez con Santi García me puse a buscar por Internet entrevistas con la idea de llegar “bien preparado” al estudio (ay, la ilusión de las primeras veces). Me sorprendió la escasez de material que encontré, pero di con un podcast de una radio catalana en el que, mientras me peleaba con el catalán, conseguí captar una idea: Nueva Vulcano son una banda “de las de verdad”. Según Santi, si no me falla la memoria, de esas en las que cada miembro aporta algo al conjunto que lo hace indispensable. Así es como describiría a lang.

Vale, a priori podría parecer que la tesis de Santi puede aplicarse casi a cualquier grupo, pero hay que conocer a una de esas bandas para entenderlo. Es algo en las baterías de Keigo, que proclama que viene del jazz pero cómo le atiza; algo en los bajos primitivos de Taka; algo en el nervio y el descaro de Yuta, en su forma de tocar a contragolpes que casi parecen sacados del flamenco; y definitivamente algo en la voz de Hideo, a veces tan epítome de la desesperación como de la esperanza. Es posible que magnifique y me deje llevar por lo que mi ignorancia de su lengua me esconde, o lo exótico de quien es de otro lugar, pero hay algo en ellos, en la química del conjunto, en la forma en la que conviven, que tiende al equilibrio.

Viva Belgrado en Tokyo, Nishi-Ogikubo FLAT

Viva Belgrado en Tokio, Nishi-Ogikubo FLAT

Así que un par de visitas y no sé cuántas borracheras más tarde, cuando en mayo de 2017 Viva tocamos en Tokio, acompañados de Sergio y Núria Aloud (y Jazmín) y Santi, compartimos el mismo escenario del showcase acústico en el primer concierto de la gira. Durante los días que estuvimos allí juraron y perjuraron que vendrían a visitarnos y a grabar en Ultramarinos su nuevo album. Uno nunca sabe hasta qué punto este tipo de declaraciones van en serio o son fruto de una euforia momentánea. Pero en efecto, en marzo de 2018, ni si quiera un año más tarde, se plantaron en Sant Feliu de Guixols, a 10000 kilómetros de casa, con sus instrumentos y un puñado de canciones más grandes que ellos mismos.

Santi y Borja hicieron de anfitriones, los llevaron al Corsari y los surtieron de hierba. A los pobres inocentes hubo que enseñarles a usar papel de fumar, porque a primera de cambio empezaron a hacerse un paciencias. El padre de Borja nos hizo lentejas, yo les hice tortilla, les llevé al Cibu, mítica pizzería por la que probablemente todos los grupos que graban en Ultramarinos pasan, y a los churros con chocolate. También intenté aleccionarles haciéndoles beber Alhambra en vez de Estrella, o al menos Voll Damm. Era emocionante verles descubrir y probar cosas por primera vez. Y gracioso verles volverse locos con el precio de la cerveza (en Tokio incluso en el supermercado es difícil encontrar latas de cervezas por menos de 1.50€).

Comer comieron, pero estos cabrones vinieron a otra cosa: a grabar un disco a contrarreloj, en 5 días, y ¡sin claqueta! Condición inamovible para ellos y que puede levantarte una ceja hasta que ves a Keigo someter según le place los muchos cambios de tempo que tienen sus temas. Siempre se aprende de ver a un grupo grabar, pero creo que nunca me olvidaré de la penúltima tarde, después de escuchar a Yuta decir que tenía unas guitarras guardadas que quería grabar si sobraba tiempo. Nada grave, Borja preparó el tinglado, pensando ambos que grabaría un par de arreglos puntuales. Resulta que tenía compuesta una segunda guitarra continua para todo el disco que hacía crecer las canciones de forma descomunal. Vaya lección de humildad, no solo por lo increíble de las guitarras y la lucidez de su ejecución, sino por la serenidad de mantenerse a un lado mientras Hide grababa y esperar hasta que estuviera todo terminado para mencionarlo. Hay muchísimo trabajo detrás de la composición de esas guitarras.

Aquellos días tuvieron su guinda con el concierto de fin de gira de Viva en la fantástica Fabra i Coats, del que lang eran parte, y el concierto sorpresa al día siguiente en el Ferrish Fest, y tienen su homenaje audiovisual en el vídeo que montó Cyndi, la chica que les acompañaba para documentar el viaje con su cámara:

Anécdotas a parte, Hideo me escribió hace unos días para pedirme que redactara un texto sobre el disco para acompañar su lanzamiento, de ahí este artículo, por llamarlo de alguna forma. Santi es mi productor cliché y acabaron grabando con él por mi recomendación, así que la propuesta era una buena forma de cerrar el círculo. El caso es que cuando alguna vez me han sugerido escribir reseñas nunca he sabido cómo enfocarlo. Quiero decir, me gusta la música, me gusta escribir, pero ser capaz de domar la escritura y ponerla al servicio de un fin no propio exige más cabeza y determinación de la que yo tengo. Así que he decidido tomarme la libertad de enfocar el texto como el prólogo escrito por alguien cercano al autor que se incluye al principio de una novela.

Las canciones están ahí y poco puedo decir yo que no puedan ellas: ritmos trepidantes, guitarras brillantes y cortantes, acordes luminosos. Letras que aun a través del cristal empañado de la traducción dejan intuir poesía, más aún conociendo la condición de letraherido de Hideo. E interpretaciones vocales que erizan la piel y ponen los feels por las nubes.

Dentro de unas semanas estaré volando de nuevo a Tokio y una de las cosas que más me ilusionan es volver a brindar con ellos. Así que si hay algo que pueda decir es eso: escuchad el disco y brindad por ellos. Ah, la música, qué jodido milagro.

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