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En una época en la que citar influencias ya no tiene sentido, en la que todo está hecho y descubierto, Supermosca ha conseguido componer pequeñas joyas sea un arte. Joyas que se convierten en bombas atómicas sobre un escenario.
Su repertorio se convierte en épico, intenso y muy, muy visceral en directo. Para retratar esa crudeza y las distintas atmósferas en una grabación deciden trasladarse a los Montreal Studios de Pamplona. Se ponen a las órdenes de Hans Krueger ( Half Foot Outside, Delorean, Tiki Phantoms ), y consiguen dibujar uno de los paisajes sonoros más intensos del año.
Finalistas en varios concursos en la Comunidad Valenciana, y un amplio bagaje por salas y Festivales ( Fra / Alaquas, Jardines de Viveros, Low Cost Festival… ) tienen todos los puntos para ser una de las revelaciones en el próximo par de años.
Al tiempo.
Olvida todo lo que supieras de Supermosca. Manteniendo el estilo personal del grupo, Supermosca navega ahora en una nueva dinámica compositiva exprimiendo al máximo la creación de ambientes, el juego sutil de los sonidos con las emociones, y sobre todo la creación de historias con el colchón sonoro de la nueva formación como telón de fondo, con la única pretensión de que cada tema transmita una experiencia, y de que cada oyente se sumerja en ella.
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