No existe una explicación única. Hemos tomado esta decisión en medio de un cambio general en el planteamiento del grupo: introducir un nuevo miembro, eliminar el uso de pedales de efecto, componer de una manera más esencial, más primitiva, alejándonos del barroquismo de algunas de nuestros últimas composiciones, y miles de pequeños cambios más. Además, muchas veces nos hemos planteado lo incoherente que resultaba terminar un concierto en Madrid, Vigo, Cáceres, y que alguien se acercara a preguntarte de qué hablaban las canciones. La música es comunicación, y el idioma se había convertido en un obstáculo para ella.

No queremos decir que estemos arrepentidos de nuestro trabajo anterior. Todo lo contrario. Estamos muy orgullosos de nuestros dos discos y de toda nuestra producción maquetera. Pero había llegado un momento peligroso para el grupo. Nos hemos visto obligados a componer nuevo material o a repetirnos eternamente. La segunda opción nos parecía ilegítima, no sólo para nosotros, sino también por todas las personas que han seguido nuestra trayectoria. Sería una estafa para todos ellos que entregáramos canciones idénticas a las que habíamos compuesto ya.

No podemos negar que esta decisión se ha visto ayudada al comprobar cómo grupos a los que admiramos comenzaban a componer en español. Bandas como Standstill o Nueva Vulcano han ayudado a que entendamos que es un camino posible. También ha ayudado mucho una larga conversación en Barcelona con Laura (Maple), Sergio y Núria, en la que llegamos a plantearnos con seriedad que la disidencia hay que activarla empezando por uno mismo. Hay mucho prejuicio en la decisión de cantar en un idioma o en otro, y hay que pensar por uno mismo y eliminar las ideas preconcebidas para ser objetivos en la toma de decisiones.